CONOZCA EL PARLAMENTO

UN EDIFICIO CON HISTORIA

El Parlamento de Cantabria se ubica en un antiguo edificio de piedra restaurado que antaño fue el Hospital de beneficencia de San Rafael, fundado en 1791 y costeado por el Cabildo de la Catedral de Santander, que anteriormente había sido utilizado como asilo y cuartel.

La rehabilitación, realizada por los arquitectos José Manuel Sanz Sanz y Juan López Rioboo Latorre, ha sabido conjugar la funcionalidad que requiere la institución con el pasado y la historia del edificio -la construcción civil más antigua de Santander- que conserva prácticamente intactas sus señas de identidad.

Las obras se iniciaron en marzo de 1983 y concluyeron en el verano de 1987. La inauguración oficial de la nueva sede del Parlamento cántabro coincidió con la apertura de la segunda legislatura (1987-1991).

El edificio conserva la fachada principal de piedra de sillería con nueve arcos que cobijan un soportal. El interior -rematado por una gran cúpula de cristal- gira en torno a un patio porticado de piedra, centro de la vida institucional del Parlamento donde se realizan actos y actividades, al cual se asoman dos salas y despachos de personal, presidencia y grupos parlamentarios. Conserva algunas estancias con encanto como el antiguo aljibe -situado bajo el patio del edificio- que por su singular estructura y sus proporciones es una pieza de indudable valor arquitectónico.

EL ANTIGUO HOSPITAL DE SAN RAFAEL

El Obispado encargó la construcción de un hospital, en la actual sede del Parlamento de Cantabria, al arquitecto municipal de Santander, José Alday.

Situado en la calle Alta fue una construcción espléndida, funcional para su época y que miraba a la bahía desde la parte alta de la ciudad.
En el primer tercio del siglo XIX la actividad del Hospital de San Rafael se intensifica. Durante la Guerra de la Independencia se presta auxilio a los heridos y a los enfermos de la fiebre amarilla que asola la ciudad en 1814, coincidiendo con la llegada a Santander de las tropas aliadas que luchaban contra los franceses.

Acaba la guerra y restaurada la monarquía borbónica de Fernando VII, el Hospital recobra su actividad normal, con doscientas camas y una media de entre 80 y 90 enfermos acogidos. Jugó también un papel importante en la lucha contra las epidemias de cólera, que hicieron estragos en Europa a lo largo del siglo XIX y que también afectaron a Cantabria, y en la explosión del vapor Cabo Machichaco en noviembre de 1893 que ocasionó 200 muertos, otros tantos desaparecidos y centenares de heridos graves con terribles mutilaciones.

A comienzos del siglo XX deja de ser únicamente un centro de caridad y empieza a recibir enfermos particulares. Para ello se construye un segundo piso, lo que incrementa el número de camas disponibles.
El inicio de la construcción en 1928 del nuevo hospital de Valdecilla hace innecesario el funcionamiento del Hospital de San Rafael que cierra sus puertas silenciosamente, casi en el olvido.

Los usos posteriores del edificio fueron diversos, especialmente a partir de 1941: Sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Escuela de Artes y Oficios, Escuela de Náutica y Conservatorio. Siempre a caballo entre el riesgo de ruina total o su posible restauración.

En 1962 la propiedad retorna a la Diputación Provincial de Santander que estudió su rehabilitación, pero la descartó por lo elevado de su coste. Abandonado y semiderruido, sólo las fachadas exteriores que daban a la calle Alta, las del patio y los muros interiores que definen los fondos del soportal-galería se mantenían en pie cuando la Asamblea Regional decidió recuperarlo para convertirlo en sede del Parlamento cántabro.

Hospital de San Rafael, a principios de siglo XX

Cúpula acristalada, fachada principal y pórtico con los arcos
Escalera Principal, con la escultura de San Rafael.