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LA LIBERTAD DE PRENSA Y LA FIGURA DE SUÁREZ PROTAGONIZARON LA LECTURA DEL DÍA DEL LIBRO DEL PRESIDENTE DEL PARLAMENTO.

Miércoles, 23 de Abril de 2014

José Antonio Cagigas leyó un fragmento del libro “TRIUNFÓ LA LIBERTAD DE PRENSA” de Pedro Crespo de Lara que trata sobre la figura del recientemente fallecido Adolfo Suárez.

El presidente del Parlamento participó en la Lectura Pública que con motivo del Día del Libro que organiza el Centro Comercial Bahía de Santander. Este año el lema elegido fue "15 aniversario, 15 años de libros de autores cántabros". José Antonio Cagigas eligió para la ocasión el libro “TRIUNFÓ LA LIBERTAD DE PRENSA”  de Pedro Crespo de Lara, recientemente presentado en el Ateneo de Santander.

A continuación reproducimos el texto leído por Cagigas:

El presidente Suárez se hallaba en la plenitud de sus facultades personales y políticas. Joven, guapo, arrebatadoramente simpático, cautivadoramente hábil (“Yo soy un chusquero de la política”), intuitivo y astuto y buen conocedor del pueblo español, había conseguido al segundo año  de ejercicio del principal oficio de reino, lo que vaticinó al comienzo de su presidencia: “Vamos a asombrar al mundo”.

En efecto, asombro produjo el que de las Cortes, el sanctasantórum de la legalidad franquista, saliera la Ley para la Reforma Política, que liquidaba el régimen dictatorial con todos sus cuadros políticos y legislativos, abriendo paso a la democracia mediante la convocatoria de unas elecciones generales. (Landelino Lavilla fue el autor de esa pieza jurídica memorable y Fernando Suárez su brillante defensor en las Cortes).

Asombrosa había sido la vuelta de los exiliados, la legalización de los partidos políticos y la transformación sin traumas de las estructuras del Movimiento. Asombroso el temple demostrado por el llamado gobierno de los “penenes” ante el terrorismo desatado en secuestros sensacionales y atentados, sin declarar el estado de excepción (este gobierno lo organizó Alfonso Osorio y resultó uno de los mejores que ha tenido España).

Las famosas frases que esculpieron la conmoción que produjo el nombramiento de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno de la Nación: “Un milagro de Santa Teresa”, de Emilio Romero; “Qué error, qué inmenso error”, de Ricardo de la Cierva; “Es una solución irracional”, de Laureano López Rodó, subrayan el prodigioso resultado de la gestión del taumaturgo de Cebreros. ¿Solo suya?. Enjuiciando la segunda restauración democrática, diría más tarde Torcuato Fernández Miranda: “El empresario fue el rey; yo el autor; Suárez el actor”. El exrector de la Universidad de Oviedo sabía componer frases de efecto, pero no hay duda de que Suárez, además de consumado actor, fue autor de su papel, sobre todo a partir del momento en que las urnas le dieron la mayoría suficiente para seguir gobernando.

    

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